Atardecer

Leo un blog de mis favoritos, leo entradas con las que me identifico, y nacen en mi unas ganas conocidas, nunca reprimidas, pero siempre limitadas a mi espacio en el tiempo, inimaginables, de escribir, inmediatamente después me veo sentada a la orilla del mar en una casucha acogedora, la playa es virgen y quizá va a llover, enseguida empieza una canción que por muy comercial o muy convencional que parezca me trasmite e inyecta una energía y unas ganas enormes de gritarle al mundo que quiero ser feliz, unas ganas inmensas de sentir el sol en mi cara y la lluvia sobre mi cabeza, unas ganas incalculables de trabajar y detallar mis proyectos, finalmente las ganas que ganaron ante todas éstas, fueron las de escribir. Estoy aquí, en el que hasta hace poco es mi nuevo lugar, es perfecto, y como todos, tengo mil y un cosas que hacer, sin embargo había olvidado detenerme a recordar cuánto amo escribir. Son las 17:26 y quisiera decir "hola, como estas?" y de este modo regreso a mi existencia y me sumergo en la nostálgica realidad que me rodea y me exige presenciar que las cosas ya no son. El cambio dramático... ¿habrá sido por la canción que empezó? Muy probablemente. Es por eso que la música es mágica y manipuladora. ¿Cómo te reconcilias con la vida?, ¿Cómo te reconcilias con el amor? Respuesta: Reconciliándote con tu guitarra. Siempre es así.